domingo, 9 de septiembre de 2007

Permiso lluvia

Permiso lluvia para llorar contigo,
el amor me tortura implacablemente,
se quiebra mi piel como cristales rotos…
sangra espuma de mar la herida del alma,
¡lluvia, lluvia! ¡Me duele ella, ella me duele!

Permiso lluvia para llorar contigo,
quiero llorar sobre calaminas grises,
quiero penetrar en la tierra y ser barro,
quiero fluir mis lágrimas en las ventanas
quiero verterlas en los paraguas negros.

Permiso lluvia para llorar contigo,
mezcla mi llanto con tus gotas aciagas,
derrámalo sobre su cuerpo desnudo,
desparrámalo sobre sus labios tristes
despójala de su olor a rosas frescas.

Permiso lluvia para llorar contigo,
susurrémosle palabras remojadas
resbalándoselas desde su cabello,
lamiéndola entera, toda, completa…
palabras húmedas, las palabras breves.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Lágrimas turbias

Los candiles azotan a los húmedos muros,
insectos nocturnos enamorados de la luz
los incautos suicidas, los amantes oscuros…
penumbras entre tristezas inciertas… insertas…
pesadumbres de cera… indelebles breves humos…
esas turbias lágrimas que nunca pude llorar.

Canta desde su negritud el aciago tordo
el recuerdo sombrío de la frase callada,
el nombre que no dije, los labios que no besé,
huye la melodía de la jaula incendiada…
el viento se la devora haciéndola sombra…
me queda la luna tan lejana, tan lejana…

Graciosa noche la de las alegres estrellas…
miran mi pena, ajena, pero tan ajena,
mis manos solitarias… nostálgicas esperan…
¡ay este silencio de las sombras vagabundas!
y ella ahí floreciendo piel, deseo, belleza…
¡esas turbias lágrimas que nunca pude llorar!

martes, 31 de julio de 2007

Haz de cuenta

H az de cuenta que el reloj se ha quedado sin horas
el tiempo ha sido sustituido por el silencio

haz de cuenta que soy un explorador minúsculo
recorreré tu cuerpo sin mapa ni brújula

haz de cuenta que no son dedos los que te tocan
son diez caracoles lamiendo jugo de manzanas

haz de cuenta que no es mi boca la que te besa
es el mar derramándose cálido en la playa

haz de cuenta que no es mi voz que dice tu nombre
es una guitarra vibrando graves acordes

haz de cuenta que no es el placer el que te invade
es un repentino remolino encerrándote

haz de cuenta que mi cuerpo terso es tu almohada
húndeme entre tus suaves muslos hasta que duermas

haz de cuenta que mis besos son uvas maduras
oprímelas con tus labios para que las bebas

haz de cuenta que no existe el comienzo de nada
para comenzar una y otra vez a… hacer de cuenta.
La piedra muda
dice el mejor poema
al borde del río

miércoles, 11 de julio de 2007

Mía

Pues así como te quiero, es como te deseo,
huracán de erizadas flores en el estío,
penumbras de plumas silentes en el umbrío,
pájaro carmesí transmutado en su gorjeo.

Porque te quiero como te quiero te poseo,
caen sobre tu crespa flor las gotas del rocío,
encalmadas resbalan como un plácido río,
tremen las mojadas plumitas en su aleteo.

Impregnados de saliva y sudor de gorriones,
trepida ardiente la piel delirante enlazada,
se cierran los cálices apresando pasiones…

Porque me quiero sumir en tu agua salada,
porque te quiero como te quiero sin razones,
así te quiero mía, mi mujer y mi amada.

domingo, 1 de abril de 2007

Oración del poeta.

Crucificado calla tu dolor,
entrégamelo en tu cuerpo
-pan divino-
dame de beber tu sangre
-vino santo-,
tu aliento hazlo verso,
dragones, besos, flores,
al canto del gallo
al nacer el alba
estruja mi corazón
aprieta mi alma,
ponme de rodillas
sobre tus espinas,
adormece mis manos
hiela mis pies cansados
con tus clavos…
¡grita Jesús por mi garganta!
Arrúllame virgen Madre.
Acaríciame con tus alas
ángel custodio…
quiero orar a través del verso,
dar gracias al Espíritu
por la palabra huidiza,
¡ay paloma de espuma!,
el océano se ha fundido con el cielo,
los peces juegan con las estrellas,
faltan palabras, sobran sentimientos,
quiero decir la alegría de conocerte,
amor, amor, amor, gracia divina…
mis labios derraman ambrosía,
mi lengua saborea el ocaso,
es el poema la copla del peregrino,
es el poema el llanto del arrepentido,
Dios, dime poeta cuando me llames,
haz que muera diciendo tus versos,
una sola palabra: amor
haz que mi amada me responda
con el cantar de tus querubines.
Al fin cuando muera viviré,
en el eterno poema de tu abrazo,
mientras, quiero encontrarte:
en el cielo, la luna, las rosas,
el amor a mi mujer,
la sonrisa de mis hijos,
el silencio de mis muertos,
la paz de mis hermanos,
la magnificencia del universo,
la insignificancia de un pétalo…
la intensidad del dolor que me ama,
la fugacidad de la vida sentida,
en mis sueños y ensueños,
ilusiones y alucinaciones,
en cuanto te miro desde abajo,
mientras me dices que viva
en tus últimas palabras
ensangrentadas
desde tu cruz.

viernes, 23 de marzo de 2007

Tus sabores

Porque te quiero y te quiero, te quiero,
literalmente… quiero devorarte…
comerme todos tus besos primero,
luego con mis ojos… saborearte.

Dulce, amarga, ácida, salada,
¡ay el sabor de tu fruto de mar!
Y ese olor de tu cuerpo… amada
bosque, borrasca, barro… ¡desencarnar!

¡Adentra en mí todos tus sabores!
en tanto de mis caricias disfrutas,
ebrio con el elixir de tus flores,
desjugaré la pulpa de tus frutas.

Me perderé en tu selva oscura,
enredado entre las verdes ramas
mordisquearé una frutilla madura,
enmelada susurrarás que me amas.

Porque te quiero y te quiero, te quiero,
me sumergiré en tu coral de fuego,
sentirás un ludimiento ligero…
¡ y serás tú quien me devore luego!
Bismarck
Quererse tanto
Como frutas suicidas
Al pie del árbol.
Bismarck

miércoles, 21 de marzo de 2007

Para mis muertos.

Mis muertos retozan en la penumbra del tiempo,
sin ayer, ni mañana, retumban sus voces perpetuas,
residen en las mansiones solariegas del recuerdo
donde jamás ingresan los jinetes lóbregos
portando las punzantes jabalinas del olvido.

La tumba está vacía de risas, voces y besos,
pétalos negros encortinan los ladrillos mustios,
adustos yacen los descoloridos tallos yermos,
-útero tatuado por prístinas lágrimas pétreas-,
el silencio canta a capela los nombres del olvido.

Pronuncio sus nombres leves como palomas,
ceñidos en amapolas rojas fluyen al viento…
mi tristeza quiebra los cartílagos de mi alma,
el filo de la daga candente corta mi garganta,
el verso se coagula sobre el espejo agrietado…

Mi desvelada pena, desnuda y simple
tiene la boca entupida de retamas frescas,
dice perfumes de barro, flores y silencio,
el poema calla el grito del dolor incierto,
el moho expele desesperadas mariposas agrias.

Hincado mi dolor le aúlla a la luna agónica,
quiero decir este sentimiento que me espina,
susurrarlo al oído de las infames gárgolas,
gritarlo en el océano donde mueren los ecos,
el amor siempre me roba las vacilantes palabras.

Los amé con intensidad aguda y serena,
quise aprisionarlos en los momentos de dicha,
es imposible retener el sílice fútil del instante
porque la arena del encuentro se chorrea áspera,
revelando indefectible la nada de la despedida.
Bismarck