martes, 19 de junio de 2012

EL AMOR


  Entre el cielo y la hierba matutina
una manzana ha sido roída por la luna,
han taladrado en su pulpa un túnel jugoso,
clama dentro una voz mi nombre de poeta.
Danzan la muerte (, blanca tiza),
con la vida de cuerpo lacustre,
gotea de la jarra del tiempo el dolor,
se incendia el llanto de los sauces
se derriten los glaciales inermes,
se difuminan los gladiolos celestiales.
  Penetro cauto en la cueva dulce,
la tenebrosa oscuridad me toca,
las sombras se comen el miedo,
el eco de mi voz me dice: ¡solo!
¡solo!, ¡¡solo!!, solo…
Solo en mi soledad de fruta…
araño la débil carne del día…
trago agrio, higo macerado,
ella me espera en la ventana,
sé su cuerpo tenso por el ansia…
Palpo tímidamente el espacio.
Sin rostro ella me llama,
sus palabras rascan mi pena,
canta el mar en la concha:
ecos remotos del diluvio.
Estremeciéndome, la toco…,
vibran las caracolas de mi cuerpo,
tiemblan las amapolas del alma,
burbujas rosadas explotan
deslizan fuego por mis labios,
para que los abra y hable por fin.
Te amo,
¡te amo!, ¡¡te amo!!, te amo…
Extiendo una mano
cubro con la otra mis ojos,
tus manos abrazan mi mano,
y como mi eco dices: …
te amo, solo…te amo…solo…
solos…solos, solos…
En nuestra soledad de fruta,
con temor a descubrir los ojos,
con temor a soltarnos las manos,
temo no ver más que sombras,
temo sentir nada más que nada.
E insiste tu voz con el eco,
cuando palpito soledades,
te amo, te amo y te amo,
no quiero mirarte, no quiero.

El amor


El amor
  Entre el cielo y la hierba matutina
una manzana ha sido roída por la luna,
han taladrado en su pulpa un túnel jugoso,
clama dentro una voz mi nombre de poeta.
Danzan la muerte
blanca tiza
con la vida de cuerpo lacustre,
gotea de la jarra del tiempo el dolor,
se incendia el llanto de los sauces
se derriten los glaciales inermes,
se difuminan los gladiolos celestiales.
  Penetro cauto en la cueva dulce,
la tenebrosa oscuridad me toca,
las sombras se comen el miedo,
el eco de mi voz me dice: ¡solo!
¡solo!, ¡¡solo!!, solo…
Solo en mi soledad de fruta…
araño la débil carne del día…
trago agrio, higo macerado,
ella me espera en la ventana,
sé su cuerpo tenso por el ansia…
Palpo tímidamente el espacio.
Sin rostro ella me llama,
sus palabras rascan mi pena,
canta el mar en la concha:
ecos remotos del diluvio.
Estremeciéndome, la toco…,
vibran las caracolas de mi cuerpo,
tiemblan las amapolas del alma,
burbujas rosadas explotan
deslizan fuego por mis labios,
para que los abra y hable por fin.
Te amo
¡te amo!, ¡¡te amo!!, te amo…
Extiendo una mano
cubro con la otra mis ojos,
tus manos abrazan mi mano,
y como mi eco dices: …
te amo, solo…te amo…solo…
solos…solos, solos…
En nuestra soledad de fruta,
con temor a descubrir los ojos,
con temor a soltarnos las manos,
temo no ver más que sombras,
temo sentir nada más que nada.
E insiste tu voz con el eco,
cuando palpito soledades,
te amo, te amo y te amo,
no quiero mirarte, no quiero.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

El nombre del olivo (Para Abdo)



Dime amigo el nombre del olivo
Aquél que de noche parece brillar
Entre las sombras y los besos ocultos
De los amantes nerviosos apagando el deseo
Esfumado en el olor de las aceitunas.

Dime amigo el nombre del olivo
Para que en tu ausencia lo pueda regar
Con versos… porque no sé hacer otra cosa
No sé de la lluvia ni de la tierra
Sólo sé de las letras sangrientas del alma
De las palabras quietas de la pena.

Dime amigo el nombre de Dios
Aquél que te ha llamado desde el borde del mar
Entre el viento y la sal del silencio
Del corazón reventado por el dolor inmenso
Rasgado por el puñal de la despedida.

Dime amigo el nombre de Dios
Para que en tu ausencia lo pueda nombrar
Con el canto de la nostalgia
y la melodía de la resignación
El eco ya retumba en mis venas
Adiós amigo, adiós.

La pequeña capilla llora incienso
La niña intenta no llorar,
El pobre se ahoga en sus lágrimas…
El silencio grita sus últimos vacíos:
El amigo se desvanece en la oscuridad

Dime amigo ¿cómo te puedo retener?
Quisiera hundirte en la eternidad del momento
Y ya lo ves…aún intento evitar la despedida…
Todo por culpa del amor y de tu Dios
Deja marchar dice el uno
Obedéceme anuncia el Otro.

Dime amigo ¿cómo detener tu mirada?
Si es en los ojos que se produce el encuentro,
Sin ellos nada queda apenas ausencia
Y el eco del dolor
Retumbando en las venas de los dos
Adiós amigo, adiós.

Dime amigo tu verdadero nombre
Aquél escondido en tu esencia
El que no se dice con la voz
El que se grita con el espíritu
El que se conoce únicamente en la amistad.

Dime amigo tu verdadero nombre
Para nombrarlo mirando las estrellas
Para escribirlo en el agua serena del lago
En las nubes grises, en el viento y en la arena
Tu nombre dicho por los ángeles efímeros
Para escribirte desde la distancia infinita de la angustia.

La pequeña capilla llora incienso
La niña intenta no llorar,
El pobre se ahoga en sus lágrimas…
El silencio grita sus últimos vacíos:
El amigo se desvanece en la oscuridad


La Paz, 1º diciembre del 2009

martes, 29 de enero de 2008

Los poemas olvidados

Serán cientos, quizás miles
los poemas borrados por el viento,
serán como nuestros besos
tan intensos, tan breves,
y cada verso es como un beso,
y cada beso es como un verso,
¡ay amorcito! Cuántas palabras
cuántas miradas, cuántas noches
mañanas, tardes, anocheceres,
veranos, inviernos, primaveras,
los otoños con sus hojas cantoras,
cuántos poemas olvidados en el alma,
cuántas palabras escritas en la arena,
diciéndote lo mismo una vez y otra:
¡te amo mucho, muchito, muchote!
La luna con su reflejo de plata alba
iluminó nuestras sombras incansables,
abrigó la ilusa nuestros cuerpos amantes,
la noche silenciosa guiñó sus estrellas…
y seguro estoy de haberte dicho mil poemas,
que a la hora de escribirlos se fueron
con tus besos de amnesia melosa…
todos ellos tienen un nombre:
¡tu nombre!
todos ellos tienen un verso:
¡te amo!
todos ellos una estrofa:
“cada verso es como un beso,
y cada beso es como un verso”.
Y nada más por ahora,
porque me dieron ganas de perder
un nuevo poema, ¡este!
Y no te rías…simplemente
cierra los ojos…y bésame
con la intensidad de tu alma
con los sabores de tu cuerpo
con la serenidad de tu silencio…
porque amorcito mío:
cada verso es como un beso
y cada beso es como un verso.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Permiso lluvia

Permiso lluvia para llorar contigo,
el amor me tortura implacablemente,
se quiebra mi piel como cristales rotos…
sangra espuma de mar la herida del alma,
¡lluvia, lluvia! ¡Me duele ella, ella me duele!

Permiso lluvia para llorar contigo,
quiero llorar sobre calaminas grises,
quiero penetrar en la tierra y ser barro,
quiero fluir mis lágrimas en las ventanas
quiero verterlas en los paraguas negros.

Permiso lluvia para llorar contigo,
mezcla mi llanto con tus gotas aciagas,
derrámalo sobre su cuerpo desnudo,
desparrámalo sobre sus labios tristes
despójala de su olor a rosas frescas.

Permiso lluvia para llorar contigo,
susurrémosle palabras remojadas
resbalándoselas desde su cabello,
lamiéndola entera, toda, completa…
palabras húmedas, las palabras breves.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Lágrimas turbias

Los candiles azotan a los húmedos muros,
insectos nocturnos enamorados de la luz
los incautos suicidas, los amantes oscuros…
penumbras entre tristezas inciertas… insertas…
pesadumbres de cera… indelebles breves humos…
esas turbias lágrimas que nunca pude llorar.

Canta desde su negritud el aciago tordo
el recuerdo sombrío de la frase callada,
el nombre que no dije, los labios que no besé,
huye la melodía de la jaula incendiada…
el viento se la devora haciéndola sombra…
me queda la luna tan lejana, tan lejana…

Graciosa noche la de las alegres estrellas…
miran mi pena, ajena, pero tan ajena,
mis manos solitarias… nostálgicas esperan…
¡ay este silencio de las sombras vagabundas!
y ella ahí floreciendo piel, deseo, belleza…
¡esas turbias lágrimas que nunca pude llorar!

martes, 31 de julio de 2007

Haz de cuenta

H az de cuenta que el reloj se ha quedado sin horas
el tiempo ha sido sustituido por el silencio

haz de cuenta que soy un explorador minúsculo
recorreré tu cuerpo sin mapa ni brújula

haz de cuenta que no son dedos los que te tocan
son diez caracoles lamiendo jugo de manzanas

haz de cuenta que no es mi boca la que te besa
es el mar derramándose cálido en la playa

haz de cuenta que no es mi voz que dice tu nombre
es una guitarra vibrando graves acordes

haz de cuenta que no es el placer el que te invade
es un repentino remolino encerrándote

haz de cuenta que mi cuerpo terso es tu almohada
húndeme entre tus suaves muslos hasta que duermas

haz de cuenta que mis besos son uvas maduras
oprímelas con tus labios para que las bebas

haz de cuenta que no existe el comienzo de nada
para comenzar una y otra vez a… hacer de cuenta.