domingo, 1 de abril de 2007

Oración del poeta.

Crucificado calla tu dolor,
entrégamelo en tu cuerpo
-pan divino-
dame de beber tu sangre
-vino santo-,
tu aliento hazlo verso,
dragones, besos, flores,
al canto del gallo
al nacer el alba
estruja mi corazón
aprieta mi alma,
ponme de rodillas
sobre tus espinas,
adormece mis manos
hiela mis pies cansados
con tus clavos…
¡grita Jesús por mi garganta!
Arrúllame virgen Madre.
Acaríciame con tus alas
ángel custodio…
quiero orar a través del verso,
dar gracias al Espíritu
por la palabra huidiza,
¡ay paloma de espuma!,
el océano se ha fundido con el cielo,
los peces juegan con las estrellas,
faltan palabras, sobran sentimientos,
quiero decir la alegría de conocerte,
amor, amor, amor, gracia divina…
mis labios derraman ambrosía,
mi lengua saborea el ocaso,
es el poema la copla del peregrino,
es el poema el llanto del arrepentido,
Dios, dime poeta cuando me llames,
haz que muera diciendo tus versos,
una sola palabra: amor
haz que mi amada me responda
con el cantar de tus querubines.
Al fin cuando muera viviré,
en el eterno poema de tu abrazo,
mientras, quiero encontrarte:
en el cielo, la luna, las rosas,
el amor a mi mujer,
la sonrisa de mis hijos,
el silencio de mis muertos,
la paz de mis hermanos,
la magnificencia del universo,
la insignificancia de un pétalo…
la intensidad del dolor que me ama,
la fugacidad de la vida sentida,
en mis sueños y ensueños,
ilusiones y alucinaciones,
en cuanto te miro desde abajo,
mientras me dices que viva
en tus últimas palabras
ensangrentadas
desde tu cruz.